04 marzo 2025

SOMBRAS EN EL LEVANTE


 

Cuando pensamos en Valencia, solemos imaginar luz, cultura y fiesta. Pero durante años, la ciudad vivió otra realidad. Una guerra silenciosa contra el narcotráfico. Una lucha que no salía en los titulares, pero que marcó a muchos.

Lo sé bien. Viví y trabajé en Valencia durante más de 20 años. Conocí de cerca esa otra ciudad. Esa experiencia me llevó a escribir SOMBRAS EN EL LEVANTE, una serie de novelas inspiradas en hechos reales. En ellas narro cómo clanes internacionales, redes locales y corrupción política convirtieron Valencia en un punto clave del narcotráfico entre los años 70 y 90.


La serie: un viaje a la trastienda del crimen


A través de los inspectores Julián Duarte y José Maturana (Perdigón), el lector se adentra en un mundo de droga, infiltraciones, traiciones y poder. La historia avanza con el tiempo, siguiendo la evolución de las mafias, las drogas y las estrategias policiales.

Aquí te presento las tres novelas que componen la serie:

1. Valencia en la Red

Años 70. Valencia es parte de la ruta internacional de la heroína. La mafia marsellesa y otros grupos usan la ciudad como puente entre Europa y América. El inspector Julián Duarte lidera un pequeño equipo contra el crimen, enfrentándose no solo a los traficantes, sino también a la falta de medios y a la corrupción interna.


2. El Paso de los Camellos

Años 80. La heroína lo domina todo. El joven inspector José Maturana, ya al frente del Grupo de Estupefacientes, enfrenta a una organización turca que introduce grandes cantidades de droga en la ciudad. Pero también debe lidiar con filtraciones y clanes locales que complican cada movimiento.


3. La Llegada del Perico

Mitad de los 80. La cocaína irrumpe con fuerza. Una operación que parecía cerrada destapa algo más grande: una trama de corrupción política que llega a las altas esferas. El inspector Maturana tendrá que moverse entre el mundo del narcotráfico y el de la política, donde todo es más turbio.

NOVELAS


¿Por qué leer Sombras en el Levante ?


✔️ Está basada en hechos reales.

✔️ Narra la evolución del narcotráfico en España entre los 70 y 90.

✔️ Muestra cómo operaban las mafias, pero también cómo luchaban los policías.

✔️ Hay tensión, corrupción, lealtad, traición y mucha verdad.

24 febrero 2025

TOULOUSE Y ALBI

 


La vida es hoy, no la pospongas para mañana.



 

El pasado 7 de febrero salimos desde El Campello con destino a Toulouse, en un viaje por carretera que nos llevó a descubrir (y redescubrir) varias ciudades llenas de historia, arquitectura interesante y buena gastronomía. Aquí te contamos el recorrido día a día.

 

Primera parada: Vinaroz

 

Salimos después de comer y llegamos a Vinaroz sobre las siete de la tarde. Aprovechamos para dar un paseo por el paseo marítimo y el centro histórico, ideales para estirar las piernas tras varias horas en carretera.

Esa noche nos alojamos en el hotel Tancat de Codorniu, un lugar tranquilo que ya conocíamos de una visita anterior. Descansamos allí para continuar la ruta al día siguiente.

 

Gerona: historia y recuerdo personal

 

Al día siguiente, tras desayunar, pusimos rumbo a Gerona. Caminamos por el casco antiguo y subimos hasta la catedral, que destaca por su ubicación y arquitectura. Este lugar tiene un valor especial para mí, ya que fui bautizado allí en 1951.

A la hora de comer fuimos al restaurante La Miranda, muy cerca de la catedral. El menú fue de calidad y el servicio correcto. A las 16:00 retomamos el viaje con dirección a Toulouse.



El Capitolio



 

Llegada a Toulouse

 

Llegamos por la tarde y nos instalamos en el Residhome Toulouse Ponts Jumeaux, un apartamento cómodo aunque un poco alejado del centro. Para movernos por la ciudad utilizamos Uber, lo que facilitó los traslados.

 

Día 1 en Toulouse: Catedral, mercado y paseo junto al Garona

 

Empezamos el día visitando la Catedral de Saint-Étienne, un edificio que combina estilos arquitectónicos y destaca por sus vidrieras y su gran rosetón.

Después recorrimos el casco antiguo hasta llegar al Mercado Victor Hugo, lleno de vida y productos locales. Comimos en el Tom Pouce Café, en la Plaza Roger Salengro, donde probé la salchicha de Toulouse, un plato típico y muy sabroso.

Por la tarde paseamos por el Quai de la Daurade, junto al río Garona, y visitamos la iglesia de la Daurade, conocida por su Virgen Negra. Terminamos el día descansando en el alojamiento.




 

Día 2: visita a Albi

 

Ese día hicimos una excursión a Albi, donde visitamos la Catedral de Sainte-Cécile, construida en ladrillo rojo con aspecto de fortaleza. En su interior destacan los frescos y la escena del Juicio Final que cubre la bóveda del coro.

Almorzamos en el restaurante Le Bruit en Cuisine y por la tarde fuimos al Museo Toulouse-Lautrec, ubicado en el Palacio de la Berbie. La colección incluye carteles, retratos y bocetos del artista. Antes de regresar a Toulouse, cruzamos el puente viejo, desde donde se tienen buenas vistas de la ciudad.

 

Último día: Capitolio y Basílica de San Sernín

 

Visitamos el Capitolio, sede del ayuntamiento, con una fachada imponente y varias salas decoradas con frescos. El Salón de los Ilustres es especialmente interesante por su valor artístico e histórico.

Luego tomamos un café en la Plaza del Capitolio y fuimos a la Basílica de San Sernín, una de las iglesias románicas más importantes de Europa, que destaca por su torre octogonal y su nave central. El Convento de los Jacobinos estaba cerrado por restauración, así que quedó pendiente para una próxima visita.

 

Regreso a El Campello

 

El 11 de febrero iniciamos el regreso a casa. Volvimos algo cansados, pero muy satisfechos con el viaje. Tanto Toulouse como Albi nos sorprendieron por su patrimonio y ambiente. Sin duda, son ciudades a las que nos gustaría volver para seguir explorando sus alrededores.

 








08 enero 2025

SUR DE PERU

 





"La civilización es la obra más alta del espíritu humano, pero también la más frágil."

Ramiro de Maeztu

El sur de Perú es una región que combina la majestuosidad de los Andes, el misterio de antiguas civilizaciones y la inmensidad del desierto, creando un conjunto de experiencias inigualables para cualquier viajero. Esta zona del país ofrece paisajes espectaculares, sitios arqueológicos de renombre mundial y ciudades que llevan consigo siglos de historia. Durante mi estancia en Perú, tuve la oportunidad de recorrer el sur en varias ocasiones, descubriendo tanto sus maravillas naturales como su riqueza cultural.

Cuzco

Plaza de Armas. Cuzco




La ciudad de Cusco o Cuzco se encuentra enclavada en la cordillera de los Andes, a 3.400 metros sobre el nivel del mar. Es un lugar donde la historia parece estar tallada en piedra. Cusco es una muestra asombrosa de la alta ingeniería de los incas, quienes, con herramientas rudimentarias, lograron construir estructuras que han resistido el paso del tiempo y las inclemencias de la naturaleza.

Tras la captura de Atahualpa en Cajamarca, Pizarro y sus hombres marcharon hacia Cusco, donde fundaron la ciudad el 23 de marzo de 1534. Aunque los conquistadores españoles construyeron iglesias y casas coloniales sobre los cimientos de las antiguas estructuras incas, gran parte del esplendor de la ciudad original aún se puede apreciar. La Plaza de Armas, el corazón de Cusco, mantiene la estructura que se le dio durante la época colonial, pero en el pasado estaba rodeada por los palacios de los gobernantes incas.

Durante mi estancia en Perú, visité Cusco en cuatro ocasiones: tres veces como turista y una por trabajo. Cada visita me permitió descubrir algo nuevo. La ciudad tiene un encanto especial que, en algunos aspectos, me recordó a los antiguos pueblos de España, especialmente por la forma en que está diseñada. En una de estas visitas, me alojé en el hotel Ramada by Wyndham Costa del Sol Cusco, que destaca por su excelente ubicación, ideal para recorrer la ciudad a pie.

 Pasear por la Plaza de Armas, visitar el templo Coricancha y explorar los alrededores, como Sacsayhuamán, Qenqo y Tambomachay, es una experiencia que cualquier viajero debería vivir. Estos lugares conforman una de las zonas arqueológicas más importantes del país y ofrecen una visión profunda de la historia y el legado incaico.


Sacsayhuamán: Fortaleza y Misterio

Sacsayhuamán se encuentra a pocos kilómetros de Cusco y se puede llegar caminando, aunque lo más recomendable es hacerlo en transporte público o en una excursión organizada. Esta impresionante fortaleza, construida con gigantescos bloques de granito, algunos de hasta nueve metros de altura y 120 toneladas de peso, sigue siendo un enigma. Los guías locales ofrecen diversas teorías sobre su propósito: una fortaleza defensiva, un centro ceremonial o tal vez algo completamente distinto. Lo que es indiscutible es su magnificencia y la habilidad técnica que requirió su construcción, que tomó cerca de 70 años y en la que participaron más de 20.000 personas.

Cada 24 de junio, este sitio cobra vida con la celebración del Inti Raymi, una fiesta en honor al solsticio de verano que atrae tanto a locales como a turistas.


Otros Sitios Arqueológicos Cercanos

Junto con Tambomachay, se encuentran Puca Pucará y Qenqo, tres lugares que se pueden visitar en media jornada. Estos sitios, aunque más pequeños que Sacsayhuamán, tienen su propio encanto y ofrecen una mirada adicional al mundo incaico. Es recomendable incluirlos en el itinerario antes de emprender la marcha hacia Machu Picchu.

Machu Picchu: La Ciudad Perdida de los Incas

Machu Picchu, la joya del Imperio Inca, está situada en plena selva tropical, a 2.400 metros sobre el nivel del mar y a 110 kilómetros de Cusco. Es un lugar que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y reconocido como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno.

El descubrimiento de Machu Picchu en 1911 se atribuye al explorador estadounidense Hiram Bingham III, quien buscaba la mítica ciudad de Vilcabamba. Lo que encontró fue algo diferente: una ciudadela construida en el siglo XV, dividida en dos grandes sectores. El sector agrícola, con sus terrazas, muestra la habilidad de los incas para adaptarse al entorno montañoso; mientras que el sector urbano destaca por sus templos, plazas y viviendas, entre las cuales sobresalen el Templo del Sol y el Templo de las Tres Ventanas.

Visité Machu Picchu por primera vez en Semana Santa de 2015 y por última vez en septiembre de 2017, acompañado por mi hija y sus amigas. La experiencia de contemplar la ciudadela al amanecer, con la niebla disipándose lentamente, es algo que quedará grabado en mi memoria para siempre.

Para llegar a Machu Picchu, el viaje comienza en Cusco, desde donde se toma un tren hasta Aguas Calientes. Desde este pequeño pueblo, construido exclusivamente para albergar turistas, minibuses autorizados suben a los visitantes en un trayecto de 15 minutos. Aunque algunos optan por subir caminando, esto solo se recomienda para quienes realizan el Camino Inca, una experiencia más exigente pero igualmente memorable.

Aguas Calientes, aunque carece de atractivo más allá de su función como escala, tiene algunos restaurantes interesantes. Entre ellos, El Indio Feliz, que ofrece una deliciosa mezcla de cocina franco-peruana y es propiedad de un francés.

 

El Valle Sagrado: Un Viaje a Través del Tiempo

El Valle Sagrado, una ruta que conecta Cusco con Machu Picchu, es una región que combina historia, paisajes espectaculares y tradiciones vivas. Este valle fue el corazón agrícola del Imperio Inca y aún conserva esa esencia en sus pueblos y sitios arqueológicos.

Pisac

Pisac, ubicado a una hora de Cusco, es conocido por su complejo arqueológico en lo alto de una montaña y su mercado artesanal en el pueblo. Desde las alturas se pueden observar terrazas agrícolas y tumbas excavadas en las laderas, un recordatorio de las prácticas funerarias de los incas.


Ollantaytambo

Ollantaytambo es el último punto de visita antes de tomar el tren hacia Machu Picchu. Este pueblo, que conserva su diseño original incaico, es un lugar fascinante para explorar. Las terrazas que rodean el sitio ofrecen vistas impresionantes, mientras que el templo en la cima es una muestra más de la habilidad arquitectónica de los incas.


Terraza de  Moray



Maras y Moray

Cerca de estos pueblos, otros lugares como las Salineras de Maras y las terrazas circulares de Moray añaden aún más riqueza al recorrido. Estuve visitándolas en el año 2017. Las Salineras, con sus miles de pozas de sal, y Moray, un centro de experimentación agrícola, muestran cómo los incas entendieron y aprovecharon su entorno natural.

Catedral de Arequipa 

 

 

Arequipa y el Cañón del Colca

Arequipa, conocida como la Ciudad Blanca, es la segunda ciudad más importante del Perú. Su casco histórico, construido con piedra volcánica, es un ejemplo perfecto de la mezcla entre arquitectura española y tradición local. Destacan la Plaza de Armas, la catedral y el Convento de Santa Catalina, una pequeña ciudad dentro de la ciudad. En las dos ocasiones que Carmen y yo estuvimos, la última en octubre de 2017 no encantó Arequipa. 

A unas cuatro horas por carretera se encuentra el Cañón del Colca, uno de los más profundos del mundo. Los miradores estratégicos ofrecen la oportunidad de ver cóndores en pleno vuelo, especialmente temprano en la mañana. Aunque el camino hacia el Colca puede ser desafiante debido a la altitud, el paisaje lo compensa con creces.

 

El Lago Titicaca

El Lago Titicaca, compartido entre Perú y Bolivia, es el lago navegable más alto del mundo, a 3.812 metros sobre el nivel del mar. En la fiesta del 1 de mayo de 2015 fuimos con otros matrimonio de colegas de la embajada de España. Por cierto otros dos y yo sufrimos sobre las 4 de la madrugada unas palpitaciones que nos despertaron a los 3 de los cuatro varones que estábamos. Lo comentamos y lo achacamos a la altura. Desde Puno, las excursiones en barco llevan a los visitantes a las islas de los Uros, hechas completamente de totora, y a la isla Taquile, conocida por su cultura textil.



En los Uros, los habitantes muestran cómo su estilo de vida ha perdurado a lo largo de los siglos, mientras que Taquile ofrece una experiencia más tranquila, con vistas panorámicas que parecen tocar el cielo.

Ayacucho: Historia y Resistencia

Ayacucho, conocida también como Huamanga, ocupa un lugar clave en la historia del Perú. Situada a 2.700 metros sobre el nivel del mar, esta ciudad fue el escenario de la decisiva Batalla de Ayacucho en 1824, donde se consolidó la independencia de Perú y de gran parte de América Latina. En ella estuvimos en el año 2015 un fin de semana.

La ciudad es famosa por sus más de 30 iglesias, que combinan estilos renacentistas, barrocos y mestizos. Durante la Semana Santa, Ayacucho se convierte en un epicentro de fe y cultura, con procesiones que atraen a miles de visitantes.

Sin embargo, Ayacucho también lleva una herida profunda: fue el lugar de nacimiento de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, cuyo movimiento terrorista dejó cicatrices en la década de 1980. En el pasado, Ayacucho fue el centro político y administrativo de la civilización Wari, predecesora de los incas. Hoy, su herencia cultural sigue viva en la artesanía, como los alabastros y los retablos que representan escenas religiosas y cotidianas.

 

Paracas y las Islas Ballestas

En agosto de 2014, mi primer viaje fuera de Lima me llevó al desierto de Paracas y a las Islas Ballestas. Regresaría al año siguiente con Carmen para que conociera este sitio. El lugar combina paisajes áridos con una biodiversidad marina que sorprende a cualquiera.

Paracas


Paracas está a solo 250 kilómetros de Lima, un trayecto que toma unas tres horas y media por la Panamericana Sur. Su clima soleado y su constante brisa marina hacen de este lugar un destino especial. Desde aquí, partimos en una lancha hacia las Islas Ballestas, una reserva marina que alberga leones marinos, pingüinos y una gran variedad de aves. Ver a estos animales en su hábitat natural, rodeados de formaciones rocosas que emergen del océano, fue una experiencia inolvidable.

El casco urbano de Paracas también tiene su encanto. Este pequeño pueblo es conocido por su tranquilidad, ideal para quienes buscan un respiro. La Reserva Nacional de Paracas, con sus playas desérticas y su fauna única, es un testimonio de cómo la naturaleza puede prosperar incluso en las condiciones más áridas.




Nazca: Las Líneas del Misterio

En noviembre de 2014, visité las enigmáticas líneas de Nazca. Este viaje comenzó con una excursión al oasis de la Huacachina, un lugar rodeado de dunas donde disfrutamos de un emocionante paseo en buggy. La experiencia de recorrer el desierto a gran velocidad fue inolvidable, pero el objetivo principal era Nazca.

Las líneas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son uno de los mayores misterios arqueológicos del mundo. Sobrevolarlas en avioneta permite apreciar figuras como el colibrí, el mono y el astronauta. Aunque las figuras son menos grandes de lo que imaginaba, su precisión y el hecho de que hayan sobrevivido durante siglos las hacen fascinantes.

El sur de Perú es un lugar que te envuelve. Cusco y Machu Picchu hablan del pasado, de lo que quedó tras los incas. Paracas y Nazca muestran un paisaje duro, casi infinito, donde la historia y la naturaleza se cruzan. Cada lugar tiene su propia voz. Cada uno te cuenta algo, aunque a veces apenas sea un susurro. Viajar por el sur no es solo moverse por caminos y ciudades; es mirar de frente al corazón del Perú y sentir cómo late, despacio, pero con fuerza.

 

 

 

 

 

 

07 enero 2025

LA SIERRA DE PERU

 





La estupidez es más difícil de corregir que la ignorancia, porque, mientras que la ignorancia se puede educar, la estupidez es una elección."


La Sierra Central

Huánuco es una ciudad sencilla. Está en el interior de Perú, a orillas del río Huallaga, rodeada de montañas que llegan a más de 6,000 metros. No es un destino turístico típico, pero decidí ir. Era Semana Santa de 2018, un mes antes de regresar a España. Quería conocer un lugar nuevo, aunque sabía que los atractivos eran pocos.

Opté por dos recorridos que ofrecían las agencias locales. El primero me llevó al Templo de las Manos Cruzadas, un sitio arqueológico a cinco kilómetros de la ciudad. El templo es modesto. Lo más notable son dos manos talladas en una pared, cruzadas, que miran desde los siglos. El segundo recorrido incluía la Casa de la Perricholi, una actriz del siglo XVIII famosa por su relación con un virrey español. El tour también pasaba por una fábrica de azúcar y una casa que decían estaba embrujada. Historias para turistas, pensé.

La ciudad misma tiene poco que mostrar. Caminé por la Plaza de Armas y me alojé en el Gran Hotel Huánuco, cerca de la Catedral. Todo era tranquilo, sin sobresaltos. Fui a Huánuco por curiosidad, pero al final fue más un alto en el camino que un destino.





Más al norte, en el departamento de Ancash, está Huaraz, un lugar diferente. Rodeada de montañas imponentes, es la puerta de entrada al Parque Nacional Huascarán. Llegué en un autobús nocturno de Cruz del Sur, con butacas reclinables. El viaje fue cómodo, aunque largo. Huaraz está a 3,000 metros sobre el nivel del mar. Desde ahí, emprendí varias excursiones.

En mayo de 2016, visité Yungay, un pueblo que quedó sepultado tras un terremoto en 1970. Un cementerio de casas bajo toneladas de roca y tierra. En el camino, pasé por la Laguna Villacocha, un espejo de agua rodeado de montañas. También vi el Huascarán, la montaña más alta de Perú. No intenté subir al Nevado Pastoruri; a más de 5,000 metros, el esfuerzo habría sido demasiado.

La joya de la región es Chavín de Huántar, un sitio arqueológico a 3,200 metros. Salí temprano de Huaraz, cuatro horas de ida, cuatro de vuelta, por una carretera que sube y baja entre montañas. Paramos en el lago Querococha, donde el aire era tan fino que dolía respirar. En Chavín, vi las Cabezas Clavas, tallas que representaban a las deidades de una civilización anterior a los incas. Solo queda una en su lugar original, pero aún transmite la fuerza de un tiempo antiguo.

 

El Altiplano

Cajamarca está en el altiplano, a 2,750 metros sobre el nivel del mar. Es un lugar que marcó la historia. Aquí, en 1532, Francisco Pizarro capturó al Inca Atahualpa y selló el destino de un imperio. La ciudad guarda restos de ese momento: la Casa del Rescate, donde Atahualpa ofreció llenar una habitación de oro para ganar su libertad; la Catedral, de arquitectura mestiza, sin torres frontales; y el Conjunto Monumental de Belén, un edificio sobrio, lleno de historia.


Llegué a Cajamarca en mayo de 2017. El segundo día hice una excursión a las Cumbres de Cumbemayo, unas formaciones rocosas puntiagudas que sobresalen en el horizonte como si fueran las espinas de una criatura dormida. También visité las Ventanillas de Otuzco, una necrópolis preincaica con nichos tallados en roca volcánica. Los saqueos durante la conquista dejaron huellas, pero las ventanas siguen ahí, silenciosas, mirando al tiempo.

Más al norte está Chachapoyas, en el departamento de Amazonas. Llegar no es fácil. Desde Lima volé a Jaén y después pasé cuatro horas en coche por carreteras llenas de curvas y desprendimientos. Lluvias persistentes, humedad constante. Pero el esfuerzo valió la pena.


El primer día visité el Mausoleo de Revash, tumbas incrustadas en una ladera de montaña. Era un día lluvioso, el camino resbalaba, pero el lugar tenía algo especial. Al día siguiente fui a la Fortaleza de Kuélap, el principal atractivo de la región. Tomé un teleférico que me llevó hasta cerca de la cima. Antes había que subir a pie o en coche, pero ahora el acceso es más sencillo. Kuélap es impresionante. Una muralla rodea los restos de cabañas y edificios de una civilización que precedió a los incas. No es Machu Picchu, pero tiene su propia magia, su propio silencio.




 

El Norte

En el norte de Perú está Trujillo, una ciudad fuera de las rutas turísticas habituales. Fundada en 1535 por Diego de Almagro, es conocida como la Ciudad de la Eterna Primavera. Con casi un millón de habitantes, es la tercera ciudad más importante del país. Su legado arqueológico es inmenso. Cerca de la ciudad están la Huaca del Sol y la Luna, la Huaca del Arco Iris y Chan Chan, la ciudad de adobe más grande del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986.

Visité Trujillo por primera vez en 2015 y regresé en 2017. Siempre me alojé en el Hotel Libertador, en la Plaza de Armas. Desde ahí exploré la ciudad y sus alrededores. Chan Chan es una ciudad precolombina perfectamente alineada. Sus paredes de adobe, a pesar del tiempo y del fenómeno de El Niño, siguen en pie, como una prueba de la maestría de los Chimú. La Huaca del Sol y la Luna tiene murales que muestran guerreros, animales y símbolos de poder. Cada visita a Trujillo me reveló algo nuevo.


Señor de Sipan 


Más al norte, en el departamento de Lambayeque, está Chiclayo, la cuarta ciudad más grande de Perú. Fuimos en junio de 2016, aprovechando un feriado. El objetivo era conocer al Señor de Sipán, un antiguo gobernante mochica cuyos restos fueron descubiertos en 1987. En el Museo Tumbas Reales, en Lambayeque, vi los ornamentos de oro y plata que lo acompañaban en la muerte. También visité el lugar del hallazgo, cerca de Chiclayo.

El último día, el guía nos llevó a la Huaca Chotuna y a la playa de Pimentel. La huaca es poco conocida, pero interesante. Pimentel, con su antiguo cementerio de trenes, tiene un aire melancólico, como un lugar donde el tiempo se detuvo.


30 diciembre 2024

LA SELVA PERUANA



"La ciencia y la educación son pilares fundamentales para el progreso de la humanidad."


LA SELVA

Durante los cuatro años que pasé en Perú, entre 2014 y 2018, tuve la oportunidad de viajar a distintas zonas de la selva. Este inmenso territorio, que abarca 780.000 kilómetros cuadrados —casi un tercio de todo el país—, es un mundo aparte. Para ponerlo en perspectiva: su extensión supera con creces la de toda la península ibérica, que incluye a España y Portugal juntos.

La primera vez que visité la selva fue en Loreto, una región atravesada por el río Amazonas y que comparte frontera con Brasil y Colombia. Su capital, Iquitos, es el principal destino turístico de la selva peruana y una ciudad que solo se puede alcanzar por aire o por agua, ya que no hay carreteras que la conecten con el resto del país. A pesar de su aislamiento, Iquitos es vibrante y caótica, con una historia marcada por la fiebre del caucho, que la transformó entre 1879 y 1912, y por un breve renacimiento durante la Segunda Guerra Mundial.



En Iquitos, usamos la ciudad como base. Cada día salíamos temprano, volvíamos al anochecer. No nos quedamos en un lodge, esas casas de madera en medio de la selva. Preferimos dormir en el hotel, lejos del calor húmedo y los mosquitos.

El primer día fuimos a Nauta, un puerto pequeño a orillas del río. Allí tomamos una embarcación. Navegamos hasta la confluencia del Amazonas, el Marañón y el Ucayali. Tres ríos inmensos, juntándose para formar el Amazonas que sigue su curso hacia Brasil. El agua era oscura, pero todo alrededor estaba vivo: el movimiento de las aves, el silencio entre los árboles, el aire denso.j

Otro día visitamos un centro de recuperación de animales salvajes y un mariposario. Caminamos entre jaulas y senderos, viendo de cerca lo que la selva guarda y lo que intenta recuperar. Los colores de las mariposas eran tan intensos que parecían irreales. En otra excursión, conocimos a los Bora. Una comunidad que vive al borde del río. Nos invitaron a participar en una danza. Bailamos con ellos. Era algo montado para los turistas, pero no dejó de ser interesante. Una pequeña ventana a su vida, o al menos a lo que estaban dispuestos a mostrarnos.

Iquitos tiene algo distinto. Su aislamiento la hace única. No hay carreteras para llegar. Solo el aire o el río te llevan hasta allí. Desde la ciudad, los tours fluviales te prometen días y semanas en el corazón de la selva. Son caros, muy caros. Pero los que los hacen dicen que vale la pena. Navegar por el Amazonas es algo que no se olvida.

Los otros destinos de la selva que visité fueron Puerto Maldonado, en la región de Madre de Dios; Tarapoto, en San Martín; y Pucallpa, en Ucayali. Cada uno de ellos tiene su propio carácter y desafíos, pero todos comparten el calor húmedo, las lluvias torrenciales y la riqueza natural que define a la Amazonía.

Puerto Maldonado es considerado el segundo destino más importante para visitar la selva peruana, después de Iquitos. Aunque no tiene las mismas infraestructuras, las agencias de viaje suelen organizar programas completos que incluyen transporte, alojamiento y excursiones. Aquí también es fundamental viajar con todo planificado, ya que esta región tiene un lado peligroso. La explotación ilegal de oro y la tala clandestina han convertido a Madre de Dios en un lugar conflictivo, con zonas donde la presencia de turistas no es bienvenida.

Llegar a Puerto Maldonado desde Lima es sencillo en avión, pero también es posible hacerlo por carretera desde Cusco, aunque el viaje es largo y agotador: más de 10 horas para recorrer unos 450 kilómetros. A pesar de estas dificultades, Puerto Maldonado ofrece acceso a áreas protegidas como la Reserva Nacional Tambopata, donde la selva se muestra en todo su esplendor.

Tarapoto, en la región de San Martín, es distinta. La llaman la "Ciudad de las Palmeras". Está en la selva alta, donde las montañas comienzan a rendirse y dejan paso a la jungla. Es un lugar tranquilo, sin las grandes atracciones turísticas de otras ciudades. Los extranjeros no suelen llegar hasta aquí, pero para los peruanos es un destino querido. No hay vestigios arqueológicos ni templos antiguos. Su encanto está en la naturaleza, en el verde que te envuelve y en la calma de su ritmo. Pero no todo es sencillo. Esta región también enfrenta sus retos. La hoja de coca se cultiva aquí. Su economía vive entre la legalidad y lo que no se habla mucho.



Pucallpa, en la región de Ucayali, tiene otro aire. A diferencia de Iquitos, se puede llegar en carretera, lo que la hace más accesible. Pero eso no significa que sea fácil. El calor es implacable. La humedad te aplasta. En la temporada de lluvias, las tormentas y los huaicos hacen que moverse sea un problema.

A pesar de todo, tanto Tarapoto como Pucallpa son distintas a otros lugares. Hay una conexión profunda entre sus habitantes y la selva. Eso se nota. En la comida, en la música, en la forma en que viven. Allí la selva no es solo un paisaje; es parte de ellos.

La selva peruana no se parece a nada. Es densa, impredecible, desafiante. Estar allí te cambia. Viajar por sus regiones me ayudó a entender su tamaño, su fuerza, lo que significa para quienes la habitan.

En Loreto, el Amazonas es tranquilo, inmenso. En Tarapoto, la selva alta es distinta: montañas verdes.. Cada lugar tiene su propio carácter, su propia manera de mostrar lo que es la Amazonía. Un ecosistema diferente. 


09 diciembre 2024

BAVIERA EN NAVIDAD



Ayuntamiento. Marieplatz


"Si algo puede salir mal, saldrá mal."



La última vez que visitamos Baviera fue en el verano de 2012. En aquel viaje de cinco días recorrimos Múnich, Salzburgo, Augsburgo y Füssen. Más de diez años después, volvimos, pero en un contexto totalmente diferente: finales de noviembre, acompañados esta vez por mi hermana y mi cuñado, y con los mercadillos navideños como telón de fondo.

 

Llegada a Múnich y alojamiento

Llegamos por la tarde y nos instalamos en el hotel Abasto Feldmoching, a unos 30 minutos del centro de Múnich en metro. La primera noche fue breve: cenamos cerca del hotel y descansamos para comenzar el viaje con energía.

El transporte público funcionó como siempre: puntual, limpio y frecuente. Compramos la IsarCard válida para una semana, por 18 € por persona, lo que nos permitió viajar ilimitadamente en metro y tranvía. Considerando que un solo trayecto cuesta 3,90 €, fue una decisión acertada.

 

27 de noviembre: Palacio de Nymphenburg y mercadillos

Nuestra primera visita fue al Palacio de Nymphenburg, ubicado en las afueras de la ciudad. El trayecto fue sencillo: 12 paradas de metro hasta la estación central y luego 7 más en tranvía (línea 17), que nos dejó frente al palacio.

Por la tarde, volvimos al centro de Múnich para pasear por las plazas principales y disfrutar de los mercadillos navideños, que ya comenzaban a instalarse. Las luces, los puestos y el ambiente daban forma a una ciudad en plena preparación para la Navidad.


 

28 de noviembre: Salzburgo 

El día 28 fuimos a Salzburgo. Compramos un billete regional económico para grupos, pero por error tomamos un tren rápido, lo que nos obligó a pagar un suplemento durante el trayecto. A la vuelta, utilizamos correctamente los billetes originales.

En Salzburgo visitamos la Fortaleza de Hohensalzburg, recorrimos los mercadillos navideños y almorzamos en un restaurante italiano. Mientras el resto del grupo visitaba el Palacio Episcopal, aproveché para fotografiar la Iglesia de San Pedro y su cementerio. El centro histórico, aunque estéticamente impecable, nunca ha sido de mis favoritos. Salzburgo no me termina de convencer, a pesar de su fama.





 

29 y 30  Múnich

El 29 lo dedicamos por completo al centro de Múnich. Visitamos la catedral, algunas iglesias y caminamos entre los mercadillos navideños. Desde nuestra última visita en 2012, noté cambios importantes: el centro ahora parece más amplio, moderno y con una oferta comercial más renovada.

El 30 visitamos la Residenz, el antiguo palacio de los reyes bávaros. Su reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial es notable. Múnich, como otras ciudades alemanas, fue duramente bombardeada, y caminar por sus calles es observar una ciudad que ha sido reconstruida desde sus cimientos.

 

1 de diciembre: Augsburgo

El 1 de diciembre fuimos a Augsburgo en un tren regional económico. La ciudad nos recibió con frío, lo que reforzaba el ambiente invernal. Paseamos por el mercadillo navideño de la plaza del Ayuntamiento, y visitamos lugares emblemáticos como:

  • La catedral
  • La iglesia de San Ulrich y Santa Afra
  • La sinagoga

 

Aunque es una ciudad pequeña, Augsburgo ofrece tranquilidad y tiene un peso histórico evidente. Fue una jornada más calmada, ideal para el tramo final del viaje.




Estación Ausburg

 

2 de diciembre

 

El último día lo reservamos para compras y paseos. Volvimos al centro de Múnich para visitar tiendas, comprar recuerdos y aprovechar los últimos mercadillos. Comparados con los de Viena, los mercadillos bávaros ofrecen más puestos de comida y menos de ornamentos navideños, lo que para mí les resta algo de encanto.

En esta visita también percibí un cambio cultural respecto a 2012: una mayor diversidad racial y cultural en la ciudad, algo que se nota en muchas urbes europeas. Curiosamente, Viena parece ser una excepción a esta tendencia.

 

3 de diciembre

A pesar de viajar en pleno invierno, no vimos nieve. El clima fue frío, pero moderado, y solo nos llovió durante la visita a Salzburgo.

Así cerramos otro viaje por Europa Central, esta vez en modo invernal y navideño. Fue un buen reencuentro con Baviera, aunque probablemente no volvamos. El recuerdo queda, junto con las fotos, como parte de un recorrido diferente al de hace una década.

 






 


SOMBRAS EN EL LEVANTE